Literatura, historia y actualidad internacional

lunes, agosto 30, 2004

Una travesía por Malasia

MALASIA. TRAVESÍA AL OTRO LADO DEL MUNDO

El sudeste asiático visto
con ojos latinoamericanos

En este país de 24 millones de personas conviven chinos, indios, malayos, árabes y anglosajones. No se confunda, es un estado musulmán pero que ofrece todo lo bueno y malo que hay en occidente. Por eso recibe quince millones de turistas al año

CARLOS NOVOA SHUÑA
Enviado especial

KUALA LUMPUR.- Es la medianoche del domingo y el centro de Kuala Lumpur es un hervidero de gente. Los comercios abiertos, desde bodegas, farmacias, zapaterías, tiendas de venta de telas, pubs, restaurantes hasta centros de masajes, sospechosos y no sospechosos.
En la calle, a ritmo de lujosos y modernos autos Toyota, Mercedes Benz, BMW o Jaguar, se ve gente que deambula en medio de esta eterna noche de verano, iluminada con luces de neón y con un sabor occidental que nos hace olvidar que estamos en un estado de mayoría musulmana.
En Kuala Lumpur (significa la ciudad pantanosa) conviven malayos, chinos, indios, anglosajones y árabes.
He llegado hasta aquí tras 35 horas de viaje y escalas en Santiago, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Johannesburgo (ambas en Sudáfrica) hasta Kuala Lumpur y todos mis parámetros sobre la rigidez de los musulmanes conservadores se estrellan de bruces mientras tomo una cerveza y veo a una joven con chador, a veces parece la burka afgana, que le esquiva la mirada a un inglés y veo otra jovencita que sale de un Mac Donals contorneándose discretamente al ritmo de Eminem.
"Aquí se ve de todo, estamos en un país de mayoría musulmana, pero hay tolerancia con los occidentales. Los chinos e indios viven en su mundo y si bien son ciudadanos malayos, conservan sus tradiciones", señala John, un californiano que administra una cabina de Internet y quien dice ser aficionado al lomo saltado que descubrió en un restaurante peruano de Los Angeles.
Este es un país de contrastes en el que la modernidad se teje sobre un espacio tradicional representado por las culturas asiáticas que lo habitan. Es decir, hay una vida nocturna vibrante y agitada, al más frenético estilo de Madrid, Buenos Aires o Nueva York. Pero a solo unos metros están las imponentes mezquitas o los templos budistas que con sus inconfundibles cantos nos llevan a cualquier ciudad del Medio Oriente.
Malasia es un estado musulmán que permite el libre culto de otras religiones. Su población está formada por malayos, chinos e indios. De hecho, el objetivo del gobierno del primer ministro Abdullah Ahmad Badawi es convertirse en el máximo líder del sudeste asiático, para lo que necesita construir un sólido puente que muestre la modernidad y el fuerte capitalismo unido al mundo occidental, sin descuidar los valores tradicionales de su fe islámica.
"Los que se divierten aquí son los anglosajones o los chinos que no son musulmanes. Somos una democracia abierta y hay libertad de culto, por eso se explica que en nuestro país se vean estas manifestaciones occidentales típicas de la noche", nos dice James, un joven malayo que trabaja en el hotel Istana.

A CUALQUIER HORA Y EN CUALQUIER LUGAR
Hasta hace poco las torres gemelas Petronas, con sus 452 metros, eran los edificios más altos del mundo. Sin duda, estas imponentes torres ubicadas entre los rascacielos del centro financiero y comercial malayo, representan el máximo símbolo de poder de este país de 24 millones de habitantes, con un índice per cápita de unos 4.000 dólares y un crecimiento anual de 5%. ¶
Lo cierto es que los alrededores de las Petronas distan mucho de esa imagen. Todo lo contrario, se trata de un verdadero complejo comercial y de descanso. Hay un enorme jardín al más puro estilo del Central Park de Nueva York, inclusive con una caída de agua en la que los niños atenúan el calor que durante todo el año supera los 30 grados centígrados con un promedio de 95% de humedad. ¶
Este parque es un fresco que muestra lo cosmopolita que es Kuala Lumpur. No solo están los malayos, chinos e indios oriundos de esta región. Se ve mucho anglosajón, principalmente australianos, británicos y estadounidenses. Pero no deja de llamar la atención la gran cantidad de árabes del Medio Oriente, Kuwait, Emiratos Árabes, Qatar, que caminan al más puro estilo gringo (léase polo, pantalón corto, zapatillas y cámara colgada al cuello) seguido a dos pasos por su mujer con el inconfundible chador negro del que apenas se ven sus ojos, sin importar la hora o el sofoco. ¶
Los árabes llegaron en masa a esta península y sus islas en estos días aprovechando la temporada de vacaciones en sus países y son ellos, junto con turistas europeos, chinos, japoneses y de toda Asia quienes permiten que el turismo sea una de las principales fuentes de ingreso en este país. Se espera que este año visiten Malasia 15 millones de personas, de acuerdo a datos gubernamentales. ¶
Eso explica que Kuala Lumpur tenga innumerables sitios por visitar. Es una ciudad en la que difícilmente se puede aburrir. Aquí los rascacielos se mezclan con el verdor natural en grandes parques con zonas de esparcimiento para toda la familia.
Aquí hay más de diez grandes centros de compras con un incesante movimiento. Para que tenga una idea, dentro del complejo de las torres Petronas hay un centro comercial que es el doble de extenso que el Jockey Plaza de Lima y tiene 6 pisos.
Pero el malayo y el foráneo también tienen el Mercado Central, el Barrio Chino, el Barrio Indio, el Museo Nacional, el Museo de Arte Islámico. Y eso solo es Kuala Lumpur, sin citar el centenar de playas paradisíacas como Penang, Pulau Langkawi o Desaru.